El mundo volvió a alterarse ante la amenaza de nuevas olas por el avance de las variantes Ómicron y Delta. Crece la necesidad de vacunar a las mayorías y acelerar las terceras dosis. En diálogo con Infobae, desde Baltimore, Estados Unidos, el experto de la Universidad Hopkins revisó los pormenores de esta pandemia luego de 24 meses en el planeta Tierra
Hace dos semanas que la variante Ómicron irrumpió en esta pandemia global -detrás de la potente Delta- y ya se hizo predominante en los Estados Unidos. "Ómicron vino a reinstalar la idea de que todo es muy dinámico", explicó Cingolani.
La veloz carrera contagiadora -hasta ahora de casos leves- que ha impulsado la nueva variante Ómicron en las vísperas del año nuevo en todo el globo puede resumirse con una imagen muy elocuente que ocurre por estas horas en las elegantes calles de Miami, Florida. Allí instalaron una carpa “Tropical Park” que permanece rodeada de largas filas de autos cuyos ocupantes solicitan anticuerpos monoclonales: no solo para tratar familias con casos positivos sino también para personas asintomáticas que ante la suba de casos quieren tener el tratamiento a mano.
Hoy se sabe que Ómicron se multiplica 70 veces mas rápido en nariz, garganta y vías aéreas superiores, y se une menos a las células del pulmón; esto podría explicar los casos más leves hasta ahora, a pesar de que la persona tenga dos o tres dosis de vacunas contra el COVID, disparó Oscar Cingolani a Infobae vía zoom desde la ciudad de Maryland, Baltimore, Estados Unidos. Con su acostumbrada precisión de médico cardiólogo e investigador de la Universidad Johns Hopkins.
Las tres incógnitas que las variantes Ómicron y Delta plantean a la ciencia: contagio, gravedad y protección obligaron a que los distintos países deban revisar su cantidad de no vacunados, y necesiten acelerar las terceras dosis. Al respecto Cingolani destacó, “los primeros experimentos de laboratorio sugieren que el régimen estándar de dos dosis aún brinda protección contra la enfermedad grave de la nueva variante. Mientras las noticias alrededor del nuevo coronavirus se suceden sin cesar: la supervacuna contra el COVID-19 ya comienza su ensayo clínico de Fase II; y la píldora antiviral oral de Pfizer (Paxlovid) se aprobó ayer ante la reguladora FDA.
Cómo será el calendario futuro de vacunas contra el COVID-19, cuando estará disponible una super vacuna contra la familia de los coronavirus (pancoronavirus); la importancia de la vacunación heteróloga. Sobre estos y otros temas Infobae conversó largamente con el doctor Oscar Cingolani desde la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos. (REUTERS/Andrew Kelly).
—Doctor Cingolani, la variante Ómicron evidenció más transmisibilidad entre los contagiados, y menos letalidad. Pero a la vez le exigió a los Gobiernos del mundo evaluar nuevas estrategias sanitarias: acelerar las terceras dosis y evaluar cierres y aperturas… ¿Cuál es su mirada sobre el impacto de Ómicron a esta altura de la pandemia?
— Oscar Cingolani: Lo que ha ocurrido con Ómicron es que durante estos dos años de pandemia se han abocado muchísimos recursos científicos a investigar el virus; mientras éste aprovecha cada espacio vacío y muta. Por un lado, esto es muy bueno porque se ha aprendido mucho sobre el virus y sus variantes; pero por el otro, cada vez que se hace un descubrimiento en el laboratorio se tiende a alarmar a la población, a veces subestimando e ignorando el efecto que el agotamiento y el alarmismo persistente a través del tiempo causa en la gente.
Nunca en la salud pública ha sido tan importante comunicar adecuadamente, sin causar pánico y con suma paciencia, para no crear una reacción paradojal que termine en negacionismo. El alarmismo persistente lleva a una dicotomía dura: contagio masivo vs. no contagio; vacuna eficaz vs. vacuna ineficaz, y otros. La verdad es que existen los grises, y nada es extremo.
Yendo específicamente a Ómicron, se detectaron en Sudáfrica un aumento de casos en un país con una población muy poco vacunada, menos del 30% de la población con vacuna completa, y un 80% de población ya infectada con variantes anteriores. Entonces se logró detectar rápidamente una variante con muchas mutaciones, se secuenció y se vio que tenía 50 mutaciones, 30 de ellas en la proteína S; y muchas otras que no se conocían. Entonces, Sudáfrica al tener gran parte de su población con respuesta inmune contra otras variantes, el hecho de que se observan hasta ahora muy pocas internaciones con casos graves, es algo positivo, pero que hay que examinarlo en ese contexto.
Ómicron se multiplica 70 veces más rápido en vías aéreas superiores pero menos en las células del pulmón. Por esto se podría explicar los casos más leves hasta ahora, el problema es que haga colapsar a los sistemas sanitarios.
— ¿Qué pasa con el efecto de las vacunas disponibles contra el COVID-19 y Ómicron y cómo analiza esta especie de pandemia de los no vacunados?
— Los que están vacunados y no tienen comorbilidades, si se contagian con Ómicron en general cursan una enfermedad leve. Ahora, desde el punto de vista sanitario: la infección por Ómicron es entre 5-7 veces más transmisible que Delta y la replicación se da en vías aéreas superiores, nariz y garganta pero no en pulmón. El contagio es mayor y el período de incubación es menor. Desde el punto de vista de la salud pública hay que estar atentos porque podría afectar a gran cantidad de gente - personas con comorbilidades, o no vacunados- que terminen en el hospital y hagan colapsar los sistemas sanitarios.
— Ese es un gran problema para muchos países Al haber menos gente vacunada hay mayor transmisibilidad viral con mayor carga viral. Y el virus permanece mayor tiempo en el huésped. Y todos esos factores hacen que el virus tenga mutaciones.
La paradoja global continúa: más portfolios de vacunas, de diversas plataformas y laboratorios; sin embargo cuesta mucho aumentar en países con mucho stock que superen el 60% de vacunados completos.
Al principio de la pandemia con dos dosis -lo que llamábamos vacunación completa- era suficiente no sólo para prevenir enfermedad severa sino para prevenir transmisión. Con la variante Delta ya perdimos la posibilidad de frenar la transmisión porque vimos que aquellos vacunados con dos dosis de Pfizer o Moderna, que eran las utilizadas en Estados Unidos, y también con AstraZeneca, seguían contagiando el virus pero protegían contra la enfermedad severa.
Y ahora estamos ante una nueva variante Ómicron y nuevos casos en los cuales vemos que dos dosis no son suficientes y tenemos que requerir una tercera dosis para frenar el contagio y la infección. Estamos viendo la necesidad de administrar una tercera dosis, sabemos que aumenta más de 20 veces la cantidad de anticuerpos, y aparte produce un reformato en la inmunidad celular, con lo cual esa inmunidad de memoria (la T), se hace más efectiva y rápida. Más potente. Así que la tercera dosis es hoy lo que consideramos como standard, el nuevo standard.
— ¿Usted cree que alguna de las vacunas contra el COVID-19 van a quedar en el camino y en un futuro queden las sintéticas que pueden actualizar más rápidamente las fórmulas para que sirvan contra las nuevas variantes?
— Hasta hoy, todas las vacunas parecen ser efectivas contra el nuevo coronavirus. Algunas son más eficaces que otras pero todas siguen siendo eficaces en cierta medida, sobre todo si hablamos de prevenir enfermedad severa. Y sabemos que combinar distintas plataformas produce una inmunidad mejor. Así que yo no creo que vayan a quedar vacunas sin usar. Lo que sí sabemos es que las vacunas de ARN mensajero son más fáciles de adaptar ante una nueva variante: en días y/o semanas se puede enviar el nuevo código digitalizado y sintetizarlas; y no requieren de cultivos virales, que es un procedimiento más lento.
En los últimos días, hubo también una gran noticia de una vacuna proteica (Novavax, también de rápida sintetización) arrojó resultados tan prometedores como las de ARNm. Si de acá a un año necesitamos hacer otro booster anual va a ser mucho más rápido sacar una vacuna de ARN mensajero o proteica con nuevas variantes que una adenoviral o de virus inactivado. Esa es la ventaja. Pero más allá de las diferencias entre vacunas, hoy por hoy cualquiera de las vacunas existentes administrada en forma completa es mejor que NO estar vacunado.