Sabias que? Los conductores se tocan la cara hasta 30 veces por hora mientras manejan.

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Las tasas de contacto facial se mantuvieron en todos los géneros y edades. Hombre o mujer, joven o mayor, la gente no puede evitar tocarse la cara mientras conduce.

Así lo detectó un estudio de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido. Qué consecuencias puede tener este comportamiento. 

Conducir es una tarea visual y espacial compleja que requiere el contacto físico y la manipulación de varios dispositivos y artefactos para controlar e interactuar con el vehículo y el entorno de una manera segura y eficiente.

Por ejemplo, el conductor debe girar el volante para maniobrar y guiar el vehículo, accionar los controles de palanca para activar las señales de dirección y los limpiaparabrisas, etc., y presionar o girar varias perillas, diales y botones (o tocar una pantalla táctil) para cambiar la temperatura de la cabina e interactuar con sistemas de infoentretenimiento. Todas cuestiones que involucran su atención completa.

Pero, según especialistas del Grupo de Investigación de Factores Humanos de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, el conductor promedio se toca la cara 26 veces por hora cuando sale de paseo. Si el individuo en cuestión no está practicando una higiene de manos adecuada, todos esos pellizcos, frotamientos y rasguños pueden propagar toneladas de gérmenes e infecciones”, advierten los autores del estudio publicado en la revista Ergonomics.

En total, los investigadores analizaron 31 horas de material de archivo de video filmado por dos estudios de conducción en ruta que incluyeron a 36 conductores experimentados para este proyecto. Los hallazgos muestran que el conductor promedio se toca distraídamente la cara 26,4 veces por hora (30 veces en el rango más alto), y cada toque dura aproximadamente cuatro segundos cada vez. Los conductores se tocaban con mayor frecuencia en algún lugar de la cara (79,6%), seguidos del cabello (10%), el cuello (8,6%) y los hombros (1,7%).

Cerca de la mitad de las veces (42,5%) los conductores entraron en contacto con las membranas mucosas aproximadamente cada cinco minutos. El revestimiento interno de los labios, las fosas nasales y los ojos son ejemplos de ello. En la mayoría de los casos, los conductores tocaron estas áreas con las yemas de los dedos o con los pulgares, dos partes del cuerpo que los investigadores dicen que las personas a menudo pasan por alto mientras se lavan las manos.

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La necesidad de rascarse

Estas observaciones y las tasas de contacto facial se mantuvieron en todos los géneros y edades. Hombre o mujer, joven o mayor, la gente no puede evitar tocarse la cara mientras conduce. Además, los investigadores teorizan que las tasas de contacto facial pueden ser incluso más altas entre muchos conductores, especialmente cuando conducen solos.

“Los comportamientos de tocarse la cara presentan un riesgo de transmisión para el conductor, especialmente si ese vehículo es compartido u ocupado por varias partes, y donde la higiene de las manos es deficiente -dice el coautor del estudio, David R Large- . Al rascarse la nariz o frotarse los ojos, por ejemplo, el conductor puede transferir inadvertidamente virus u otra sustancia extraña peligrosa, adquirida del control o superficie de un vehículo contaminado mientras conduce o antes de ingresar al vehículo, a su cara”.

“Conducir como tarea ya tiene una multitud de puntos de contacto físicos y requiere la manipulación manual de varios dispositivos de control. Entender cómo estos están marcados por comportamientos humanos intrínsecos, como tocarse la cara, y el impacto potencial que tienen en la salud y la higiene y los factores relacionados con las tareas, como la función y el rendimiento, es claramente importante”, continúa.

También vale la pena señalar que una conducción fácil parece promover el contacto facial. Cuanta más energía mental y física y concentración tenía que gastar un conductor mientras conducía, con menos frecuencia comenzaba a rascarse.

En cuanto a cómo solucionar este problema aparentemente generalizado, el coautor Finian Ralph tiene algunas ideas. Una es desarrollar superficies y dispositivos totalmente libres de contacto en el vehículo que reaccionen a los movimientos de las manos y los gestos faciales. Otra es instalar un sistema en los automóviles que alertará y recordará a los conductores que no se toquen la cara.

“Como tal, el conductor podría ser alertado si el sistema detecta un comportamiento inusual que indique tocarse la cara, o recibir una advertencia preventiva, por ejemplo, durante períodos de baja carga de trabajo de conducción cuando los resultados de nuestro estudio indican que tocarse la cara puede ser mayor, aunque se reconozco que tales advertencias pueden volverse molestas”, explica Ralph.

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