Fuera mitos: el café y el té son bebidas saludables

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El café tiene cafeína y el té tiene teína. En más de una ocasión hemos escuchado esta frase y pensamos que es verdad. No, es un mito. En realidad es un nombre popular que se le ha puesto a la cafeína que se encuentra en el té.

"La molécula de teína no existe, es la misma. También es un poco el hecho de que el té tenga una concentración menor de cafeína ha hecho creer a la gente que no es tan potente la teína como la cafeína. Pero son moléculas exactamente iguales, es el mismo compuesto, pero si que se encuentra en diferente cantidad"., explica el nutricionista Aitor Sánchez.

La composición de estas dos bebidas va mucho más allá de lo que conocemos, por lo que no solo llevan cafeína. "El interés principal que presentan el café y el té es que tienen compuesto bioactivos que no están presentes en las otras bebidas que tienen cafeína, como los refrescos de cola o las energéticas, que consumen muchos adolescentes beben con asiduidad", expone Aitor.

Ambas son bebidas saludables, por los antioxidantes y sustancias antiinflamatorias que contienen dentro de ellas.

Efecto de estimulación: En muchas ocasiones, utilizamos el café para mantenermos despiertos o el té para tranquilizarnos y ayudarnos a conciliar mejor el sueño. Las dos bebidas mejoran la atención y el rendimiento intelectual, pero hay pequeñas diferencias en los estudios que miden esta área.

"El café mejora un poco más el tiempo de reacción de las personas y se suele utilizar en nutrición deportiva, pero el té incrementa más la capacidad de observación y la frecuencia del parpadeo", agumenta el nutricionista.

Eso sí, también tienen consecuencias como la dificultad de conciliar el sueño. "Este efecto es más exacerbado en el caso del café, porque los bebedores encuentran esa dificultad en el descanso regular, mientras que los consumidores de té refieren sentirse más calmados", diferencia Aitor Sánchez entre las dos bebidas.

Síndrome de abstinencia: Tenemos claro que el café es mucho más intenso que el té y nos puede llegar a generar un síndrome de abstiencia o mono. "Después de tomarmos un café tenemos el pico de cafeína y los efectos alrededor de los 50 minutos de la hora. Pero desde ese momento los efectos van disminuyendo progresivamente hasta que llega un punto entre las tres o cuatro horas en que la concentración mental puede ser menor o peor", comenta Sánchez.

Aunque también podemos presentar "efectos de adaptación" y de "tolerancia" a la cafeína a largo plazo. Muchos consumidores de café afirman que "no son personas hasta que no se toman un café después de levantarse".

Para volver a beneficiarnos de los aspectos positivos que nos da el café, deberíamos de estar unos 10 o 15 días sin tomarlo, "ya que se estima que después de ese tiempo, nos vuelve a hacer el efecto convencional".

¿Cómo lo conseguimos? Aitor Sánchez te deja dos propuestas muy interesantes:

Reducir progresivamente la carga de café. "Puedes tomar medios cafés o rebajarlos con agua como si fuese un americano".
Salir a dar un paseo matinal por las mañanas.
Por último, debemos tener en cuenta que tanto el café como el té no tienen los mismos beneficios si les añadimos azúcar. "Una última recomendación sería intentar excluir el azúcar de estas bebidas. Un buen café y un buen té son maravillosos y así podemos empezar a disfrutarlos", concluyó el nutricionista.

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